Cap. 10 La Propensión a Consumir II
- Razones para no gastar
De todas las razones enumeradas por Keynes, no se encuentra la razón de no gastar y ahorrar como condición necesaria para “hacer posibles los métodos indirectos de producción de forma que la capacidad productiva pueda elevarse, y sus futuros ingresos puedan ser consiguientemente ampliados”. Y esa razón es el cimiento del crecimiento económico para la Escuela Austríaca de Economía.
- El miedo a la austeridad
El primer error de Keynes en esta capítulo (10) es analizar las variaciones de los tipos de interés sólo desde una perspectiva, esto porque según Keynes, aumentos en los tipo de interés no aumentarían la oferta de ahorros sino que los reducirían. Bien, según Keynes, esto porque si bien el ahorro tendría las de aumentar (porque ahora se recompensa mejor el tiempo que los agentes sacrifican su consumo de forma temporal), la inversión o demanda de ahorros disminuiría, esto porque pagarían mayores intereses. Lo que Keynes no se molesta es preguntarse si los mayores proyectos de inversión atractivos para los empresarios fueron la causa de que los tipos de interés suban, y no simplemente limitarse a considerar los efectos de un aumento en los tipos de interés.
En definitiva, y como resume Henry Hazlitt, uno de los errores de Keynes es el de “considerar los efectos de los tipos de interés únicamente sobre los prestatarios y no sobre los prestamistas, y el efecto de los tipos de salario solo sobre los ingresos de los trabajadores y nunca sobre los costes de los empresarios. Es esta voluntaria ceguera para las dos caras de toda transición—este concentrarse en los incentivos del comprador y no del vendedor, del consumidor y no del productor, esta terrible agitación acerca de la propensión a consumir, mientras la propensión a trabajar se olvida o se da por supuesta—, es esta visión parcial lo que constituye la “revolución” keynesiana”.”
