Cap. 8 Ingreso, Ahorro e Inversión
De sus mayores falacias dan como resultado su indefinición por sus contradictorias definiciones de ahorro e inversión que formula a lo largo de su libro. Como mencionamos en capítulos anteriores, esto es, que al ahorro y la inversión son necesariamente iguales y que por otra parte el ahorro no tiene conexión con la inversión.
Otras confusiones de Keynes:
- “Además, la demanda efectiva es simplemente el ingreso total (o producto de las ventas) que los empresarios esperan recibir…” (pág. 55). Si se trata de una demanda “efectiva” ¿Cómo es que puede ser demanda “efectiva” pero “esperada” por los empresarios?
- Que el ahorro e inversión son “necesariamente iguales”, y “simplemente aspectos diferentes de la misma cosa” (pág. 74); y que, por otro lado, según Keynes, que el ahorro e inversión son “dos actividades esencialmente diferentes” sin siquiera un “nexo” (pág. 21), de forma que no solo el ahorro puede exceder a la inversión, sino que de manera crónica tiende a hacerlo.
Otro aspecto peculiar de la TG es lo claro que deja el desprecio que le tiene a la cultura del ahorro, esto porque lo pone en el papel de villano basado en el argumento de que el ahorro beneficiaba más a los capitalistas que a los trabajadores ya que los primeros, aunque terminasen disfrutando de una mayor parte de él, la cultura (donde el ahorro era una virtud) impedían que esto puedan consumirlo sin culpa. Lo que ignora Keynes acerca de los beneficios del ahorro es que gracias a los aumentos en la productividad que se logra cuando se capitalizan, se logran no sólo incrementos en la producción sino también en los salarios, y así sucesivamente; Así mismo, parece ignorar el hecho de que las personas que ahorran, no lo hacen indefinidamente sino determinados fines, algo que Bawerk trata en su artículo “La Función del Ahorro”
Los objetivos que se buscan demonizando el ahorro son dos:
- La idea de que con mayor ahorro y tanto menor consumo, se reduce la demanda agregada, la producción, el empleo, el consumo, y así sucesivamente en un círculo vicioso.
- La idea de que no es necesario ahorrar de forma genuina cuando simplemente basta con recurrir al crédito artificialmente barato y suplir de esta manera el ahorro e impedir ese circulo vicioso antes comentado.
Es fácil comprar la idea del circulo vicioso, porque a primera vista parece ser un argumento lógico. Para superar la idea del círculo vicioso, además del artículo de Bawerk y el de Frank Shostak, lo que hay que ver es que lo que antes ser ahorro, ahora constituye una demanda de bienes intermedios (trabajo, tierra, materias primas) que los empresarios utilizan para sus proyectos empresariales, y que el ahorro actual, muy probablemente será una demanda futura de bienes intermedios que tendrán el mismo fin: servir para proyectos empresariales cuyo fin siempre es el mismo: satisfacer las necesidades del consumidor.
Sobre el segundo punto, de que es posible sustituir ahorro genuino con deuda (crédito artificialmente barato) no implica que sea una medida sostenible, porque como muy bien lo explica la teoría del ciclo de la escuela austriaca, expandir el crédito artificialmente barato (descalzando plazos y riesgos o endeudarse a corto plazo para invertir a largo plazo) genera un boom en la economía pero temporal e insostenible en el tiempo.
