Capítulo 9 – La visión misesiana
Cada vez es más difícil que la gente conciba que privatizar las carreteras, el agua, el sistema educativo, las empresas o los bancos centrales, resultaría mucho más beneficioso que dejándolas en manos de los burócratas gubernamentales. Si bien existen varios ejemplos en la historia que demuestran el éxito de los mercados libres, demasiadas décadas de estatismo ha mellado la capacidad de que la gente imagine y se anime por elegir el camino de la libertad. Por el contrario, “cuanto menos libertad tenemos, menos personas son capaces de imaginar qué se siente en libertad y por tanto, están menos dispuestas a luchar por su restauración”[1].
El estado totalitario no necesariamente lo encabezarán personas adictas al poder: el estado totalitario puede crearlo la gente normal que acepte que existe un papel para el estado en la sociedad. En este sentido, en la izquierda como en la derecha existe la posibilidad del estado totalitario: si el papel del estado es hacerse del control de los medios privados de producción bajo la dictadura del proletariado (izquierda), o si el objetivo del estado es la imposición de que todos los ciudadanos tengan determinados valores culturales o morales (derecha).
Cuando la planificación estatal de la sociedad hacia determinados objetivos, fracasa (U.R.S.S., Cuba, Venezuela, Argentina, etc.), la gente sigue creyendo que podría funcionar; por otro lado, no llama mucho la atención la planificación exitosa que hace funcionar a empresas como Facebook, Google o Wall Mart. Si bien una empresa no se puede comparar a una nación, en la primera todos sus integrantes apuntan hacia un mismo fin, en cambio, en la nación, esto sólo se logra a punta de pistola, es decir, mediante la violencia, pues es imposible que todas las personas se dirijan hacia uno o varios objetivos, porque para ser realistas, cada persona tiene objetivos diversos a los que llegar, sueños que cumplir.
Si bien el orden político que vemos actualmente en el mundo está dominado por ideas antiliberales, recordemos que dicho orden no es sino el resultado de la batalla cultural entre las ideas a favor y en contra de la libertad individual, pues al final, la lucha por el verdadero cambio se encuentra en el terreno de las ideas.
Según Rockwell, Thomas Hobbes fue filósofo político que más hizo para que la gente vea difícil una vida en ausencia del estado, y esto porque describía dicha vida como “solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”[2].
“Y todavía hoy la visión de Hobbes es el elemento común de izquierdas y derechas. Es verdad que los temores son distintos, derivados de distintos tipos de valores políticos. La izquierda nos advierte que, si no tenemos un leviatán, nuestras plazas se verán inundadas por los océanos cuyo nivel aumenta, los grandes empresarios nos robarán sin que nos enteremos, los pobres morirán de hambre, las masas serán ignorantes y todo lo que compremos estallará y nos matará. La derecha nos advierte de que, en ausencia de un leviatán, la sociedad se vendrá abajo en una cloaca de inmoralidad enseñoreada por terroristas morenos que predican una religión herética. El objetivo tanto de la izquierda como de la derecha es que tomemos nuestras decisiones políticas basándonos en esos temores”[3].
La mejor alternativa para luchar contra el miedo de una vida sin estado, es leer el gran secreto de la historia de Juan de Mariana, John Locke, Thomas Jefferson, Thomas Paine, Frédéric Bastiat, Ludwig von Mises, F.A. Hayek, Henry Hazlitt, Murray N. Rothbard y toda la tradición liberal”[4], esto es, que “la sociedad contiene en sí misma la capacidad de autogestión y no hay nada que pueda hacer el gobierno para mejorar los resultados de la asociación voluntaria, el intercambio, la creatividad y las decisiones de cada miembro de la familia humana”[5]. Y creyendo en la libertad, defendiéndola incansablemente, es como podemos alcanzarla: esa es la visión misesiana.
[1] Página 115
[2] Página 225 de http://pdfhumanidades.com/sites/default/files/apuntes/95-Hobbes-Leviatan%20%28completo%29.pdf
[3] Página 124
[4] Página 125
[5] Página 125