Psicología de la autoridad
La importancia del factor psicológico: el presente capítulo se extraen hechos extraídos del campo de la psicología y de la historia con el propósito de relacionarlos con el comportamiento de quienes se encuentran sometidos a la (supuesta) autoridad de otros como de quienes ocupan una posición de autoridad
Los experimentos de Milgram:
- Planteamiento: fue una investigación acerca de los efectos que sobre el aprendizaje produce el castigo. En este link se encuentra el experimento resumido con algunas de las conclusiones estudiadas a continuación
- El peligro de la obediencia: la enseñanza, según el propio Milgram, es el peligro que acarrean las organizaciones con autoridad. Un claro ejemplo se dio en la Alemania nazi con Hitler, donde reconocida su autoridad, le siguió una obediencia ciega que permitió uno de los mayores genocidios de la historia. Como escribe Huemer, “el arma definitiva de Hitler fue el respeto por la autoridad, y lo mismo ha ocurrido en todas las calamidades producto de la mano del hombre. Nadie ha podido nunca, actuando por sí solo, asesinar a más de un millón de personas”.
Varios hechos en la historia reflejan que existió obediencia, por mucho que las órdenes hayan sido manifiestamente legítimas para cualquier persona ajena a la situación.
Así pues, que se obedezcan las leyes del estado (por ilegítimas que sean) no demuestran una creencia genuina en las mismas, puesto que puede ser el producto de un prejuicio sistemático, esto es, pura pulsión de obediencia ciega para con quienes día tras día nos dicen ser autoridades políticas.
Disonancia Cognitiva: es la sensación de malestar que experimentamos cuando albergamos en nosotros diferentes ideas que se contradicen unas a otras. Así, por ejemplo, una persona puede sufrir de disonancia cognitiva cuando se considera compasivo, pero se ve inmerso en una situación en la que hace sufrir a otros. En este link vemos un ejemplo clásico de la teoría de la disonancia cognitiva lo realizaron Festinger y Carlsmith.
Lo que muestran tanto este, el experimento de Milgram y varios similares, es que se las personas un sesgo en favor de la aceptación de la autoridad política. Por ejemplo, cuando nos imponen impuestos, confinarnos en cuarentenas, y obediencia general a las leyes que emiten, reducimos la disonancia cognitiva pensando que “nos resulta más agradable pensar que obedecemos porque estamos dispuestos a hacer importantes sacrificios para cumplir con nuestro deber y atender a las necesidades de la sociedad porque somos ciudadanos solidarios y conscientes”.
El recurso a lo socialmente establecido y el prejuicio del statu quo: el siguiente link es un experimento que le pertenece al Solomon Asch. Lo que nos enseña el experimento es la influencia de las convicciones y creencias de quienes nos rodean sobre las nuestras propias, o, dicho de otra manera, el sesgo en favor del statu quo. Conforme se fue arraigando la costumbre de vivir gobernados por estados, más difícil resulta para la gran mayoría pensar en un sistema político distinto al del estado.
La fuerza de lo estético en la política: los símbolos, las ceremonias, los relatos históricos y la retórica son algunos elementos que los estados modernos recurren para mover a los ciudadanos a sentir su poder y autoridad. Recurrir a lo estético y emotivo, no a lo racional, es otra manera de legitimar su poder y autoridad.
- Símbolos: banderas, himnos, monedas, etc. sirven para apelar a la emotividad popular y despertar así un sentimiento de identidad nacional; los uniformes de policía, FFAA, jueces, etc. sirven para jerarquizar la autoridad estatal; la arquitectura de los edificios del estado sirven para transmitir ideas de dominio y autoridad.
- Rituales: por ejemplo, cuando posesionan al presidente, el ritual tiene por objetivo preservar la idea de autoridad, mostrarle a la sociedad a quien se le está concediendo poder.
- Lenguaje de autoridad: el lenguaje técnico, desapasionado e inentendible a la mayoría le produce una sensación de respeto, con lo que el estado consigue mantener superioridad.
El síndrome de Estocolmo y el carisma del poder: el siguiente link contiene la explicación del síndrome con algunos ejemplos reales del mismo. Las personas que viven en los estados son propensos a sufrir síndrome de Estocolmo para con el mismo, esto porque:
- El agresor representa una amenaza seria y real para la víctima: todos los estados modernos controlan la vida de la población mediante amenazas de violencia.
- La victima siente que no tiene escapatoria: prácticamente es imposible eludir el alcance del estado, pues implica convertirse en ermitaño, dejando atrás la vida que tuviste.
- La víctima es incapaz de imponerse físicamente a su agresor o defenderse de él: simplemente es imposible para el individuo imponerse físicamente o defenderse de los estados.
- La víctima advierte algún rasgo de bondad por parte de su agresor aunque no vaya más allá de la ausencia de maltrato físico: la mayoría de ciudadanos cede ante la “bondad” del estado que le brinda servicios sociales; asimismo, aprecia su “bondad” ya que no abusa de su poder tanto como otros estados.
- La víctima se encuentra aislada del mundo exterior: aceptando que el mundo exterior sería irse a otros estados, en realidad sería como elegir entre distintos tipos de agresores (estados), unos menos peores que otros.
Casos prácticos de abuso de poder: cuando la autoridad manda, por muy inmorales que para cualquier persona sean sus órdenes, es increíble la obediencia que adquiere por parte de sus subordinados, tan sólo por el hecho de ser autoridad, tal como aprendimos en los experimentos del presente capítulo.