Subvención al Combustible en Bolivia

“La intervención de los precios puede a menudo revestir apariencias de éxito durante un corto período. Puede dar la impresión de funcionar bien durante cierto tiempo, particularmente en épocas de guerra cuando se halla apoyada por el patriotismo y el ambiente de crisis. Ahora bien, cuanto más se prolonga, tanto mayores son las dificultades. Cuando los precios son mantenidos arbitrariamente bajos por imposición estatal, la demanda excede crónicamente a la oferta.”


La cita de Henry Hazlitt está muy relacionada con la reciente declaración del presidente Arce . En efecto, el costo de mantener precios mínimos del combustible (gasolina y diésel) se traduce en racionamiento del bien y posteriormente en desabastecimiento.

El problema con el combustible no sólo pasa por tener precios mínimos sino que el gobierno, al importar el bien a precios de mercado, lo vende en el mercado interno a menor precio y termina subvencionando o asumiendo el costo de la diferencia. El efecto que busca el gobierno con esto es mantener estables los precios de la economía; así las cosas, mientras la economía gozaba de buenos indicadores macroeconómicos y todo marchaba bien, no se consideraba el segundo efecto que tiene la subvención al combustible hasta la reciente declaración del propio presidente Arce, esto es, aceptar el costo que tienen las subvenciones para mantener la estabilidad de precios, que en realidad es intervenir en el sistema de precios internos distorsionándolo, haciéndole vivir a la sociedad boliviana, una realidad que no es, todo con el justificativo del bien común y de la justicia social.

Antes de continuar también hay que señalar que Bolivia no es el único país ni en la región ni en el mundo que subsidia a los combustibles, y centrando políticas de subvenciones en la región, Argentina se encuentra en proceso terminar con el costo que suponen las subvenciones, Uruguay también subsidia el precio de los combustibles (cuyo costo del combustible es comparativamente mayor), incluso Estados Unidos subsidia a los combustibles desde el lado de la producción.

Precio del Combustible en la Región
País Precio Litro Gasolina USD Precio Litro Diésel USD
Argentina 1.06 1.180
Brasil 1.15 1.240
Bolivia 0.54 0.540
Chile 1.51 1.210
Colombia 0.97 0.600
Ecuador 0.63 0.460
Paraguay 0.88 1.000
Uruguay 1.98 1.510
Venezuela 0.04 0.004
Fuente: Global Petrol Prices

Una estrategia del gobierno fue compensar la subvención de combustibles con excedentes estatales de exportación, pues mientras existía el boom de las materias primas el costo de la subvención fue ignorado, incluso desde el año en que comenzó el declive de las exportaciones.

Otros efectos que tiene la subvención son el contrabando de combustible, el crecimiento del parque automotor, ni que hablar del narcotráfico, pero sobre todo el incremento del déficit fiscal y por tanto, la deuda pública

El gobierno justifica la distorsión de la estructura de precios internos creando una realidad a la sociedad boliviana que no existe y el costo de sostenerla aumenta, esto se puede ver en el costo creciente de la subvenciones a los combustibles.

En la última conferencia de prensa del ministro de economía Montenegro, argumentaba que el problema del costo de la subvención vendría por parte de la invasión Rusa a Ucrania, y entendiendo su tesis, los precios elevados del combustible terminarían en tanto termine dicha invasión, sin embargo, no existe una fecha que nos haga pensar que el precio del combustible subvencionado se estabilizará, sobre todo viendo el último año y el siguiente en térmimos de presupuesto.

Subvención al Combustible

Descartando este factor, la otra opción abierta por parte del gobierno para garantizar la subvención a los combustibles, es reconvertir parte de los factores productivos y reemplazar exportaciones. Analizando la “industrialiación de sustiución de importaciones”, estamos lejos de independizarnos de exportar materias primas.

El Estado boliviano tiene que comenzar a ahorrar, reducir el déficit, pasa por ajustar el gasto y usar este ahorro para ir cortando las subvenciones. Pero también pasa por reformar la Ley General del Trabajo y que el mercado sea quien asigne la producción en lugar del Estado.